Países como Chile y Jamaica incentivan activamente la entrada de vehículos eléctricos. Esta iniciativa ayuda a combatir el cambio climático inclusive en países que generan electricidad a partir de carbón y diésel. Aunque el aporte de esta iniciativa no parezca claro, la clave está en hacer un análisis de largo plazo. Déjenme explicar.
Algunos dicen que no tiene sentido que los gobiernos incentiven la entrada de vehículos eléctricos en países donde la electricidad proviene de energía fósil, como el carbón y el diésel, que emiten mucho carbono. De hecho, para estos críticos, las emisiones de carbono de un vehículo eléctrico recargado con electricidad generada a base de estos combustibles serían mayores que las de un automóvil que usa gasolina. Basados en esto, concluyen que incentivar vehículos eléctricos por razones medioambientales es una mala idea. Sin embargo, se están olvidando de la parte más importante de la historia.
Las fuentes de generación de electricidad van a cambiar con el tiempo. 195 países firmaron el Acuerdo de París, que establece como meta mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C. Los críticos de la iniciativa de la electrificación están haciendo la contabilización de las emisiones con el factor de emisión actual; es decir, sin considerar este cambio. Tampoco han tenido en cuenta los impactos negativos que tiene una flota de transporte que usa gasolina en la salud de las personas. Estos elementos no pueden ser ignorados, ya que fuentes renovables de energía se han venido incentivando y se ha mostrado que muertes asociadas a la calidad del aire se evitarían con más vehículos eléctricos rodando por las calles. Por ejemplo, en el caso de Santiago de Chile se evitarían 1.375 hasta el 2030.
El estudio Pathways toward Zero-Carbon Electricity Requiered for Climate Stabilization, desarrollado por el Banco Interamericano de Desarrollo señala 3 aspectos relevantes de política:
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La estabilización del clima requiere la descarbonización de la electricidad. El contenido de carbono de la electricidad debería decrecer significativamente, inclusive hasta alcanzar niveles próximos a cero para final del siglo.
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La descarbonización de la electricidad es aún posible, inclusive en escenarios donde las centrales nucleares son desmanteladas y la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS) no alcanza un desarrollo comercial.
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La descarbonización de la generación de la electricidad es viable en todos los países y regiones del mundo.